En la luz de las estrellas,
en la niebla mañanera,
en las sombras de la noche,
en la brisa que te envuelve,
en la voz que te acaricia,
en el agua que te baña,
¡te envío besos, besos, besos,
un diluvio de besos…!
en el aire que respiras,
en el canto que te arrulla,
en el rouge para tus labios,
en la prisa de tu pulso,
en el sol que te despierta,
en la flor que te perfuma,
cuando ríes, cuando lloras,
cuando sufres, cuando cantas.
¡te envío besos, besos, besos
un diluvio de besos…!
en la seda del corpiño,
en las sábanas del lecho.
en la túnica que ciñes,
en el fuego de tu sangre,
en las ansias que te abrasan
y el deseo que te inquieta,
por las noches, por el día,
donde estés, adonde vayas,
¡te envío besos, besos, besos,
un diluvio de besos…!
en la niebla mañanera,
en las sombras de la noche,
en la brisa que te envuelve,
en la voz que te acaricia,
en el agua que te baña,
¡te envío besos, besos, besos,
un diluvio de besos…!
en el aire que respiras,
en el canto que te arrulla,
en el rouge para tus labios,
en la prisa de tu pulso,
en el sol que te despierta,
en la flor que te perfuma,
cuando ríes, cuando lloras,
cuando sufres, cuando cantas.
¡te envío besos, besos, besos
un diluvio de besos…!
en la seda del corpiño,
en las sábanas del lecho.
en la túnica que ciñes,
en el fuego de tu sangre,
en las ansias que te abrasan
y el deseo que te inquieta,
por las noches, por el día,
donde estés, adonde vayas,
¡te envío besos, besos, besos,
un diluvio de besos…!
Luis Edgardo Ramirez
Venezolano
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