Gozando del Espíritu Santo que santifico y ordeno mi vida, que aletea sobre mi diariamente iluminando mi entendimiento, fortaleciendo mi voluntad, purificando mi corazón; soy dócil a sus inspiraciones. Desde el primer Pentecostés hasta la fecha, donde descendió sobre los apóstoles y desciendes sobre nosotros llenándonos de gracia y sabiduría, así derramas constantemente sobre mi tus dones de sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
Abriste mi mente para que pudiera reconocer mis pecados y no querer volverlos a cometer, hacerme entender mis deberes y hacerlos cumplir con gozo y sabiduría, mis defectos para corregirlos, me haces no apreciar las vanidades de la tierra, como me haces desear continuamente las grandezas del cielo para disfrutarlas y vivir mi vida como lo hago hoy día, con plenitud en incesante gozo, inagotable paz y abundante amor.
¡Gracias mi amado Espíritu Santo!
¡Mil Gracias en tu día!
Espe.
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