- Gabriel García Márquez
Al encontrar esta frase tan hermosa en el Internet
inevitablemente me hace escribir estas palabras, me hace pensar en papa, y en
el único hombre que realmente me amó, si puedo medir cómo debe ser el amor verdadero
de un hombre hacia una mujer lo puedo medir por el amor que me brindo mi padre,
como el que me brindo ese hombre que no valoré por encontrarme inmersa en un
error que me cegaba, en una atadura que me bloqueaba. Un hombre que me amó, que
no me hizo llorar, un hombre que me trataba como lo que soy, era un amor sutil que
a pesar de su condición de hombre y de su gran poder, fue un amor tierno,
cariñoso, sensible y respetuoso, que cuidaba cada detalle, cada palabra y donde
no faltaba un día donde yo no recibiera un detalle en señal de que me pensaba y
de que me amaba, quizás no fue eterno pero fue, un amor verdadero.
No creo en el “amor” cruel, en el que te dice que te ama mientras
te hace llorar, en el amor egoísta que es infiel, maltratador, mentiroso o
bejativo, ni por todos los perdones, ni por todos los años que pasen juntos, un
amor así nunca será amor verdadero.
Quizás mi tiempo sea corto sintiendo y viviendo un amor
verdadero, incluso el que tuve con mi padre donde los años pasaron tan rápido que
parecieron pocos, pero prefiero que sea corto pero verdadero, corto pero recordando
que si fui amada y bien amada, y si tengo que confirmar la veracidad de la
existencia del amor verdadero que le puede tener un hombre a una mujer, la
confirmo!, porque no solo lo sentí, si no lo viví, no solo por el gran amor que
mi padre me brindó con su honradez y su gran ejemplo a pesar de lo difícil y
duro que tuvo que vivir en su incomprensible vida que yo si logré entender, fue
un hombre cabal que hasta sumergido en el engaño fue honrado y correcto a pesar
de la gran dificultad que tuvo que afrontar, me siento tan orgullosa de haber
tenido un padre como el que tuve, su alegría, su jocosidad, su responsabilidad,
sus enseñanzas, su buen corazón, su incansable don de servicio, de ayudar, su dejarme
ser, sus juegos, su cariño, sus cuidados, por abrirme el mundo, por enseñarme a
ser yo misma, por enseñarme a que si puedo y ser ese gran amor verdadero que me
brindó en cada paso que la vida me permitió compartir con él, es el mayor
tesoro que mi corazón atesora con el mayor cuidado y al que defiendo como el mejor
hombre y excelente padre que fue, el me enseño entre sus errores y sus aciertos,
que es el amor verdadero.
Un padre que nunca me hizo llorar, pero nunca he dejado de
llorar su ausencia en mi vida, dejaste una huella tan profunda, que nadie la ha
podido superar, le agradezco por enseñarme, vivir y hacerme conocer el más
hermoso, real, tierno, gratificante e inmenso amor verdadero en mi vida.
Espe.
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