La séptima, aunque luego fueron mas incluso niñas de edades increíbles, ya era costumbre, debí suponer que algo mal había si antes de los seis meses de esa promesa sagrada que se da ante Dios y que lo llevaron contra los deseos de su familia ya había comenzado con la primera. Así han pasado sus muchos mas de 30 años de engaños, de maldades juntas a las que ambos se han acompañado.
No debí ser ninguna pero en su juego caí, no debí ser ninguna pero con su encanto cedí, fui la séptima pero no debí ser ninguna, me hubiera salvado de tanta injuria, de tanta maldad.
Espe
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