Me encontrara con placida sonrisa.
Sin una angustia que me turbe el alma:
Quizás la asuste mi celeste calma
Y no se atreva a penetrar de Prisa.
Yo, entonces - entra, le dire, y precisa
Mi voz tendrá su vibración exacta,
el pulso firme, la canción intacta,
Llena la copa de misterio y brisa.
Ella a mi puerta, como esfinge hermosa,
vera angustiada mi apolínea rosa,
oirá el torrente de mi sangre cálida;
me vera llena a su pesar de miedos,
hasta que asiendo sus helados dedos
Yo la conduzca hasta mi lecho, Pálida.
Manuel Osorio Calatrava