Nunca te doblegues ante el dolor que te ha producido algún vivir,
Logra mantener siempre presente la esperanza que todo ese dolor algún día acabará,
Llora lo que necesites llorar,
Proponte el sanar ese dolor que nubló de alguna manera tu existir,
No permitas jamás que lo acontecido endurezca tu corazón,
Confía en el gran poder sanador de Dios que nos monstró Jesús,
Y sin importar,
Tomate todo el tiempo que requieras para volver a reir desde tu corazón renovado.
Espe.