Que complicada es la vida, con altos y bajos, con su vaivén, sus contradicciones, sus complicaciones… pero es la vida que Dios nos dio y debemos aceptarla, no con resignación, sino con satisfacción, y si hay algo que yo predico y cumplo es: agradecerle a Dios por darme parte de las cosas bellas de la vida.
Una copa de vino, unos traguitos, una buena comida, un buen perfume, un buen traje, un viaje, los paisajes, un buen libro, una obra de teatro, la música y sus letras, la silueta femenina, la voz femenina, el dulce beso, el preámbulo al sexo, el sexo y su clímax, la verdadera amistad, el amor, el día, la noche, la Fe, y pare de contar: forman parte de las cosas bellas de la vida.
Miremos al cielo y veremos que estamos vivos, miremos los ojos de quien nos quiere y veremos que nos quieren vivo, miremos nuestros padres y veremos que por ellos estamos vivos, miremos a la amiga o al amigo y veremos que podemos compartir la vida, miremos nuestros hijos y veremos que necesitamos estar vivos, mirémonos al espejo y veremos que podemos estar vivos, miremos las cosas bellas de la vida y veremos: que queremos estar vivos.
La vida pasa, pero no para mal, ni para bien; solo pasa, nos llena de recuerdos, nos llena de lecciones, nos llena de experiencia. No es su intención hacernos mal, ni hacernos bien, es darnos las herramientas para vivir, es darnos motivos para vivir, nos da libertad, nos da tiempo, nos da la posibilidad de elegir, nos da la posibilidad de compartir, de discernir, de corregir, la posibilidad de disfrutar las cosas bellas de la vida.
Solo hay una vida: es la que vivimos, es la que recordamos; si vivimos antes o viviremos después, no lo recordamos ni lo recordaremos, vivamos la vida y llenemos todo alrededor con nuestra vida, disfrutemos de la vida cada día y contribuyamos, aunque sea con un gesto amable o una sonrisa, a que otros sientan que la vida está llena de cosas bellas.
Si miras hacia arriba veras la vida de tus padres, sus debilidades y sus virtudes, aprende lo mas que puedas de ellos y mejora constantemente, si miras hacia abajo veras a tus hijos, se el mejor ejemplo de alegría para ellos y llénate de orgullo al verlos crecer en armonía, si miras a la derecha veras a tu pareja, tu mejor apoyo, el amor sagrado e incondicional, tu mejor compañía y si miras al lado izquierdo veras a tus amigos o amigas, tu confidente, tu cómplice. Para atrás solo mira los bellos recuerdos y hacia delante no vale la pena mirar.
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